Al Festival de Jazz ya se le esperaba en Albacete. El éxito de las dos visitas de Tete Montoliú y el excepcional impacto del grupo de Santi Arisa con Max Sunyer removieron los cimientos de una ciudad que como todas las del país se divertían esos días con la irrupción alocada y desmedida de una camada juvenil cautivada por la fama y el glamour de rebajas en la capital de España. Ya le llamaban entonces "movida madrileña", o simplemente "la movida". En realidad era el país que salía del armario y quería enterrar de una vez por todas los fantasmas de un pasado exageradamente supeditado al militarismo machote y a esa iglesia intolerante que nos ha tocado tantos años los cojones. El jazz se colaba en provincias por la puerta de servicio y asomaba tímidamente por los escenarios y Albacete no fue una excepción. No tres, sino cuatro fueron los conciertos que se programaron en aquel noviembre, los días 8, 9, 10 y 12 y a excepción del último día, el viernes de la Jai Jazz Band, las jornadas se internacionalizaron y se abandonó puntualmente la fijación de la exquisita escuela catalana.
Jimmy Woode
El primer concierto internacional que programó la misma organización que creó el festival dos años antes, el propio ayuntamiento local, reunió al trío del bajista norteamericano Jimmy Woode, un músico con un pasado esplendoroso junto a Duke Ellington y toda la legión de celebridades que uno pueda soñar: Louis Armstrong, Miles Davis, Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan y, sobre todo, Charlie Parker, con quien trabajó algunos años. A nuestra ciudad vino bajo el título The Formation, con el batería Alvin Queen que había empezado en el grupo de John Coltrane y acompañado a gente del calibre de Horace Silver y George Banson. El piano aquella noche fue utilizado por el hungaro Gustav Csik, un tipo al que había otorgado innumerables premios el jazz europeo. Bop de alto standing pues (Montoliú había puesto alto el listón) para una noche, en el cine Capitol, de la que todos salimos con la impresión de haber visto algo muy, muy serio y no del todo accesible. Jimmy Woode murió en 2005.
Louis Hayes
La segunda noche estuvo dedicada a otro grande, Louis Hayes. Batería americano nacido musicalmente bajo la escolanía de Max Roach y la graduación de Philip Joe Jones. También había tocado con Horace Silver y en 1966 su trío, con Oscar Peterson y Ray Brown, fue elegido Mejor Trío de Jazz del Mundo. Con Hayes recuerdo que los asistentes al Capitol pensamos que habíamos asistido a la parte espectacular del género: un batería con todos los registros del mundo y un grupo (Bobby Watson al saxo alto, James Williams al piano y Clint Houston al bajo) capaz de seguir a su líder a picar una zanja en el Altozano si hubiera sido necesario. Alta escuela.
Magic Slim
La tercera noche de aquel año, 1982, fue otra de esas sesiones que todos guardaremos en la memoria: el blues de la mejor escuela se presentaba en la ciudad con The Chicago Blues Legend´82. Claro, no estábamos acostumbrados a ver una sesión de blues protagonizada por una orquesta americana. Es más, muchos no habíamos visto nunca tocar una banda de rythm´n´blues proveniente del delta del Mississippi, que era el origen del líder de aquel jolgorio, el gran Magic Slim. Todo lo más parecido que había llegado yo a ver entonces había sido un británico blanco, Eric Clapton, dios, sí, pero blanco y europeo. La sesión duró dos largas horas y con el guitarrista llegaron Peter Allen, otro guitarrista, el bajista Nick Holt, la batería de Nathon Applewhite y el regalo en las voces de Big Voice Odom y otro de los grandes, Little Milton, un clásico del género al que yo tenía en algún disco como prota (con Magic Slim) y que intuía nos iba a dar una lección del mejor y más primario blues que hubiéramos tenido la ocasión de ver en Albacete. Así fue. Recuerdo los últimos bisses del concierto, todos de pie en el Capitol, siguiendo el ritmo con palmas y vítores y recuerdo el pasillo que hicieron los músicos para despedir al respetable hasta la misma puerta del cine, con la fuente del Altozano escupiendo gin-tonics. Célebre. Un concierto inolvidable. A veces he querido repetir la escena con otras bandas blueseras y no ha llegado tanto la sangre al río. Desgraciadamente, el guitarrista Magic Slim falleció hace unos dias, el 21 de febrero.
Jai Jazz Band
El festival ése año acabó con la música del Taller de Jazz de Barcelona, repitiendo show con Josep María Farrás, por un lado como agradecimiento a su concurso inicial dos años antes y también porque el propio Farrás me había dicho que tenía un grupo, una jazz band, Jai Jazz Band, con el mejor repertorio de Nueva Orleans y eso era algo desconocido en la ciudad, lo que me decidió a probar la experiencia; afortunadamente, porque fue otra noche deliciosa de jazz originario. Los músicos en aquella irrupción "sureña" fueron Peter Delphini, al saxo y clarinete; Josep Lluis González, al banjo; Josep Vadell al piano; Xavier Ortíz al bajo; de nuevo Adriá Font a la batería; Roberto Quiroga al trombón y el propio Farrás a la trompeta. El tercer Festival de Jazz fue muy completo. Si, muy abierto a los géneros y altamente didáctico. Notable.
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